«Y
de tal modo aprendí que es fácil batirse cuando están
cerca los camaradas, o cuando te observan los ojos de la mujer a la
que amas, dándote vigor y coraje. Lo difícil es pelear solo en la
oscuridad, sin más testigo que tu honra y tu conciencia. Sin premio
y sin esperanza».
Como
ya viene siendo habitual, noviembre se convierte para mi en el mes de
las sagas. Después de pasar todo el año entre lecturas pendientes,
novedades o descubrimientos, el reloj biológico anual me va
apremiando para que complete alguna de las sagas que tengo
comenzadas. La de las aventuras del capitán Alatriste, de la cual
hoy traigo la cuarta entrega, me acompaña desde hace exactamente 4
años, cuando descubrí la ligera pluma de Pérez-Reverte.
Así pues, disponed vuesas mercedes a embarcar en el aquel asunto que
incumbió a Íñigo Balboa y camaradas en busca de El
oro del rey.
Esta vez, la aventura aborda a
Íñigo y al capitán a su regreso de Flandes, en Cádiz, capital de
las rutas del comercio ultramarino. Allí, y a petición del mismísmo
rey de España, Felipe IV, el notable literato Quevedo encomienda a
Diego Alatriste y Tenorio, la secreta misión de recuperar un
cargamento de oro venido de América que la codicia y la corrupción
de los navegantes españoles ha escondido bajo la cubierta de un
pequeño velero mercante. La misión lleva por tanto a los
protagonistas a recorrer los más variopintos rincones de Sevilla en
busca de una tripulación a la altura; desde la tenebrosa Cárcel
Real, hasta el soleado corral de los naranjos, pasando por las
húmedas tabernas de Triana con el siempre omnipresente Guadalquivir
de fondo.
«-
Sólo quiero saber de dónde vendrán las estocadas.
Quevedo
encogió los hombros.
-
De cualquier sitio, como suelen – seguía ojeando alrededor,
indiferente-. Ya no estáis en Flandes... Esto es España, capitán
Alatriste».
De
esta aventura destacaría si cabe, más que la historia en sí, que a
veces parece un poco relegada al segundo plano de la descripción
histórica, el poder de Pérez-Reverte de otorgar liviandad a las
palabras más pesadas y al trepidante ritmo que cogen sus escritos.
Aunque esto no es algo exclusivo de El
oro del rey, en esta
entrega el autor hace frente con acertado cuidado a la inclusión de
nuevas localizaciones y ambientaciones (todo lo relacionado con el mundo marítimo)
con lo que esto suele conllevar para el desarrollo de la trama en si.
A pesar de las numerosas descripciones y detalles de la sociedad del
siglo XVII, que como comentaba a veces dejan un poco de lado la
verdadera narración de la acción, la novela funciona, y al igual que
me pasa con todo lo que leo de Pérez-Reverte, se me ha hecho
preocupantemente corta.
Obviamente
llegar a un punto tan avanzado del desarrollo de una saga me hace
recomendar irremediablemente la lectura de su continuación, pero
además de la mera inercia, esta entrega presenta refrescantes
novedades que apoyan su lectura. La aparición de la resplandeciente
Sevilla, llena de vida y comercio y de ocasiones y oportunidades para
espadachines a sueldo, sumado a la inexorable y esperada, cada vez más
activa, participación del joven protagonista Íñigo de Balboa, hacen
de la cuarta aventura del capitán Alatriste un soplo de aire fresco.
Fd:
El lector Invisible
Hola! He leído algún libro de Reverte y no están mal, este no tiene mala pinta!
ResponderEliminarGracias por la reseña!
Un saludo!
Se leen súper rápido la verdad y este en concreto me ha parecido más refrescante que los anteriores de la saga.
EliminarGracias a ti por pasarte y comentar. Besos!!
No me esperaba PARA NADA que a ti te gustarían los libros de capitán Alatriste. Yo, por mi parte, leí el primer libro cuando era pequeño y me gustó tan poco que ya tengo al autor en una lista negra.
ResponderEliminarMuy buena reseña, como siempre.
Pues aun guardo alguna que otra sorpresa más jaja. La verdad es que la afición por Pérez-Reverte me viene heredada,el hecho de tener una estantería llena con sus libros ha hecho mucho para mi su lectura.
ResponderEliminarMuchas gracias. Saludos!!
¡Hola!
ResponderEliminarTengo el primer libro de esta saga esperando su momento adecuado. Le tengo ganas y a la vez un poco de miedo, porque a mi entorno no le gustó mucho... Mi madre tiene la segunda parte, así que tendría que ponerme con la saga de una vez. A ver si me animo pronto, y espero disfrutar de la saga.
Un beso
Yo creo que hay dos motivos por los que empezar esta saga. El primero es que te guste Pérez-Reverte o al menos la España del s.XVII, ya que la describe con maestría. El segundo, es el entretenimiento. Te parezcan mejores o peores, estos libros se leen rápido y son bastante dinámicos. Para mi, un acierto que te enfrasques en estas aventuras.
EliminarSaludos!!