sábado, 26 de septiembre de 2015

León el Africano // Amin Maalouf (1986)

«A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía».

A estas alturas creo que no voy a sorprender a nadie confesando que me encantan los libros de viajes, esos libros de aventuras personales que llevan a los protagonistas a vivir mil vidas en una sola. Y me gustan, supongo, por ese anhelo interior que tengo de inconformismo, que me llama hacia lo desconocido en pos de descubrir nuevas realidades que impidan a mi fantasmagórico ser resignarse con una existencia incompleta. Hay, desde luego, muchísimas otras circunstancias capaces de empujar a un hombre hacia la aventura, ya sea de manera real, sufrida en carnes y ampollas o desde una silla, elogiando con la imaginación y la pluma el recuerdo de aventureros pasados como ha hecho Amin Maalouf en su biografía novelada de León el Africano.

Nacido en Granada durante el s.XV, en los albores de la conquista cristiana, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, pronto descubrió que el destino no guardaba para él patria alguna, si no polvo en el camino, eternas lágrimas de despedida y continuos choques de cultura. Sin embargo, sus continuas idas y venidas en vez de pesares y lamentaciones le granjearon amistades por doquier, pocas o ninguna atadura y conocimientos, infinitud de conocimientos que marcaron no sólo su vida, si no también el sentido mismo de esta.

«mi sabiduría ha vivido en Roma, mi pasión en El Cairo, mi angustia en Fez, y en Granada vive aún mi inocencia».

No voy a contar más sobre la historia de su vida, pues estaría desvelando el argumento de la novela, pero si que loaré la narración del Premio Príncipe de Asturias de las letras 2010 y Premio Goncourt 1993, Amin Maalouf, exiliado libanés actualmente miembro de la academia francesa de la lengua. A pesar del comienzo un poco lento, los capítulos tienen como base el desarrollo de cada año de la vida del protagonista (desde su nacimiento), pronto la trama empieza a ganar en matices y riqueza. Es a partir de la adolescencia, cuando los caminos de lector y protagonista quedan irrevocablemente unidos en una aventura constante llena de sorpresas y giros, donde no es difícil empatizar con un Hasan pícaro e ingenioso pero también libre-esclavo de las imposiciones de la sociedad del momento regida por la ley islámica. Además en este aspecto, Maalouf sabe sumergir perfectamente al lector dentro del mundo musulmán, con sus ricas costumbres y tradiciones generosamente bien explicadas.

En conclusión, León el Africano, no deja de ser una biografía novelada, lo que limita el público interesado en estos textos, pero para quien le guste la historia esta es sin duda una muy buena novela. Precisa y rigurosa, es una lectura llena de matices históricos pero también hábil en desentrañar aspectos concretos del momento político, social y religioso del siglo sXVI.
Fd: El lector Invisible


2 comentarios:

  1. Por ahora no me interesa mucho este personaje ni, por lo tanto, su biografía. Quién sabe si más adelante. Esto va, al menos en mi caso, por épocas y por rachas...
    Saludos,

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    Respuestas
    1. Así es, hay tantos momentos interesantes de la historia...

      Saludos!

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