«Es
una sensación extraña. Allá donde voy, soy el primero. ¿Salgo del
vehículo de superficie? ¡Soy el primer tipo en llegar! ¿Subo una
colina? ¡El primer tipo en subir esa colina! ¿Doy una patada a una
roca? ¡Esa roca no se había movido desde hace un millón de años!
Soy el primero en recorrer larga distancia en Marte. El primero en
cultivar en Marte. El primero, el primero, el primero.
...
Joder,
daría cualquier cosa por una conversación de cinco minutos con
alguien. Con cualquiera, en cualquier sitio. Sobre cualquier cosa.
Soy la primera persona que está sola en un planeta».
Hace
tiempo que vengo escuchando, quizás con más insistencia a partir
del boom
generado por la saga Canción de hielo y fuego (Juego de tronos), de
la existencia de un gran dilema o debate entorno a las diferencias
entre ciencia ficción y fantasía. Para un ignorante como yo en
materia literaria este debate era baldío y no le prestaba demasiada atención, ya que en mi opinión todo entraba dentro del mismo saco.
Hoy, mi visión ha cambiado y el motivo de que tenga más claro cual
es la esencia de la ciencia ficción es gracias a El
marciano de Andy
Weir, una verdadera oda a la
ciencia y todo un ejemplo de rigurosidad y prestancia.
La sinopsis de esta novela, la
primera de su autor, es tan sencilla como atractiva. En ella se nos
narra las aventuras de un astronauta, ingeniero/botánico para más
información, que tras ser dado por muerto a causa de una terrible
tormenta de arena, es abandonado a su suerte en el planeta rojo por
su tripulación, la Ares III. A partir de ahí su existencia
se convierte en una verdadera lucha contrarreloj y contra natura
(entendiendo por natura las áridas hostilidades de Marte) por
sobrevivir y encontrar soluciones a su extrema y delicada situación.
Pronto descubrimos que su ingenio y su peculiar sentido del humor
serán sus mejores armas, acompañado eso si, por sus amplios
conocimientos de botánica.
«ENTRADA
DE DIARIO: SOL 6
Estoy
bien jodido».
Aunque apasionante y fabulosa,
con un rigor extremo muy acertado y todo un ejemplo de lo que debe
ser la ciencia ficción, uno de los aspectos que no me han gustado
mucho de esta fantástica novela es la manera en la que el autor nos
presenta al protagonista, Mark Watney, y su historia; la primera
persona. El hecho de elegir esta manera para contar sus peripecias le
quita tensión y fuerza a la narración, pues la acción se reduce a
los recuerdos o reflexiones que una vez a salvo y a posteriori nos
cuenta Mark a través de su cuaderno de bitácora. Otra de las
críticas que podría hacer es que toda la novela me ha parecido muy
interesante, pero no intrigante. Ya desde las primeras páginas
sabemos cual es el destino de nuestro protagonista y por consiguiente
el camino que ha de recorrer. Esto deja poco margen a la
improvisación y a los giros inesperados, que aunque los hay, repito,
me parecen interesantes pero ya no intrigantes ni sorprendentes.
También por rizar el rizo, los aspectos técnicos de astronautas, la
NASA etc., aunque se explican con la mayor sencillez posible, a veces
hacen difícil al lector imaginarse ciertas situaciones con claridad.
En resumen, y dejando de lado
estos pequeños matices, El marciano
me ha parecido una sensacional obra de ciencia ficción. Con su
lectura he visto revitalizarse este género literario y he sentido su
verdadero significado. Una novela muy rigurosa y concienzuda, tensa y
fuerte que además cuenta con una descripción marciana sublime donde
ningún detalle escapa de la mente de su meticuloso autor. Un libro
de los que te atrapa desde el inicio y que no te suelta hasta el
sobrecogedor desenlace final.
Fd:
El lector Invisible
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Apéndice
fílmico:
Aprovecho
esta reseña para inaugurar al más puro alfombra roja style,
una nueva minisección que he titulado “Apéndice fílmico”, un
pequeño anexo donde trataré de traer una crítica o impresión
personal de las adaptaciones literarias de estreno de las lecturas
que reseño.
Marte
Ridley Scott
Matt Damon,
Jessica Chastain ...
Esta primera entrega le ha tocado
a Marte, que no el marciano, película dirigida por Ridley Scott e
interpretada casi monográficamente por Matt Damon. Para comenzar he
de decir que la película ha resultado bastante fiel al libro. Este
suele ser uno de los aspectos más importantes y que también más
preocupa al público lector, pero en este caso la adaptación me ha
parecido bastante correcta y precisa. Sólo hacia el final el
director se ha permitido ciertas omisiones y licencias poéticas pero
que en esencia no alteran demasiado el original. La tónica general
al salir del cine ha sido positiva pero si que es verdad que me ha
quedado un regusto extraño, un sentimiento de lo que acababa de ver
era más ficción que ciencia, justo lo contrario que me ha parecido
su lectura. Es cierto, que no se puede comparar el nivel de detalle
desarrollado en un libro y una película, pero eso no cambia mi
impresión. Por lo demás no me queda más que recomendarla y más
ahora que se avecina la tan ansiada ¡Fiesta del cine!